Ante los nuevos retos se necesitan nuevas tecnologías para hacerles frente.
El Consejo del Foro Económico Mundial, en el marco del Programa Mundial de Tecnologías Emergentes, identifica las 10 principales tendencias tecnológicas más prometedoras que pueden ayudar a conseguir un crecimiento sostenible en las próximas décadas, ya que la población mundial y la demanda de materiales continúan creciendo rápidamente.
Estas son tecnologías que el Consejo considera han hecho grandes avances de desarrollo y están a punto de desplegar a gran escala.
Vehículos eléctricos online.
La tecnología inalámbrica podrá utilizarse en un futuro próximo para suministrar energía eléctrica a vehículos en movimiento. La próxima generación de coches eléctricos funcionará con bobinas localizadas en la zona inferior del vehículo, capaces de recibir la energía que necesitan de un campo electromagnético procedente del cableado localizado bajo el pavimento.
Impresión en 3D y fabricación remota.
La impresión tridimensional hará posible levantar estructuras sólidas desde un ordenador. Con este proceso se construyen capas de materiales de plástico o metal. En este proyecto trabaja la Agencia Espacial Europea con planos de Foster + Partners y una máquina D-Shape de la empresa Monolite para fabricar en sólo unas horas una estación lunar. El proceso resultaría entre un 30% y un 50% más barato que si se hiciera manualmente. El material base, la arena, se encuentra en el suelo lunar, lo que facilita la creación de un espacio para poder vivir en un tiempo récord.
Materiales que se autorreparan.
Los seres vivos nos curamos a nosotros mismos. Esa es la base de la creación de materiales con la capacidad de autorrepararse cuando se cortan o agrietan. La tecnología del biomimetismo permite alargar la vida útil de las mercancías. Los científicos trabajan en polímeros con estas virtudes mediante el calentamiento de la zona afectada. Estos materiales inteligentes serán muy útiles en la construcción y en los transportes.
Purificación del agua.
En un planeta con una tremenda carestía de agua dulce, las zonas cercanas al mar ofrecen la posibilidad de la desalinización, pero el coste energético es demasiado elevado. Las nuevas investigaciones pueden ahorrar hasta un 50% de esa energía gracias a la ósmosis forzada, difusión del agua a través de una membrana semipermeable desde una solución de menor concentración a otra de mayor concentración utilizando el calor de la producción de energía térmica.
Transformación de dióxido de carbono en combustible.
La captura de CO2 no resulta viable desde el punto de vista comercial. Pero existen tecnologías que modifican el CO2 no deseado en mercancías útiles. Un ejemplo es la utilización de bacterias fotosintéticas diseñadas para convertir CO2 en sistemas modulares de convertidores solares de bajo coste. En un futuro estos sistemas podrían garantizar combustible sin generar contaminación durante el proceso. Algunos estudios consideran la posibilidad de que en 2016 esté implantado a nivel industrial.
Proteínas genómicas.
La malnutrición persigue a millones de personas, incluso en los países desarrollados por las dietas inadecuadas. La técnica genómica identifica las ventajas de unos tipos de alimentos sobre otros, pero también sirve para la investigación de las enfermedades genéticas.
Control remoto con sensores.
En materia de salud se usarán los sensores para controlar frecuencia cardiaca, niveles de oxígeno y azúcar en sangre. Esta tecnología tendrá incidencia además en la seguridad en carretera.
Ingeniería a nanoescala para farmacología.
Si el medicamento se deposita en el objetivo, el tratamiento puede ser más efectivo. Las nanopartículas se dirigen a la zona enferma para que no tengan impacto en el tejido sano. Una de las opciones es la elaboración de fármacos con nanocápsulas.
Electrónica orgánica.
El uso de materiales orgánicos como polímeros para los dispositivos electrónicos desplazará a los semiconductores tradicionales, basados en silicio. El coste es menor, pero de momento esta tecnología no puede competir en velocidad y densidad con las existentes.
Reactores de cuarta generación y reciclaje de residuos nucleares.
El documento de WEF señala que los reactores nucleares solo usan un 1% de la energía del uranio. El resto queda como basura con altas dosis de radiactividad. El reto consiste en reciclarlo y convertirlo en uranio-238, un nuevo material fisible que garantiza recursos y reducción de la toxicidad.
La difusión de esta información, a través de la plataforma INNOTRANSFER, ha sido financiada por los siguientes organismos:
Gobierno de España. Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Secretaría General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa. Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa.
Unión Europea. Fondo Europeo de Desarrollo Regional.
Para conocer más información sobre el proyecto o contactar con nuestros investigadores contacte con AIDIMA.
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