La madera es probablemente el material que mayor capacidad evocadora posee; sentimientos, emociones, capaz de captar momentos únicos, tal y como lo haría una fotografía, impregnados en cada veta y en cada poro. Pero la madera es eso, madera, un elemento inerte que consigue convertirse en una pieza única de manos de un carpintero. Trabajo, esfuerzo y sacrificio son las máximas de todo aquel que labora la madera a diario y convierte su profesión en su vida.
Así, el pasado 17 de diciembre cumplió 65 años, un hombre que dedicó toda su vida al sector de la madera y por ese motivo es este artículo. José Luis Arnal Domingo dejó el colegio desde muy pequeño para ponerse a trabajar en el taller que su padre fundó allá por el año 1930. Las circunstancias del momento hicieron que el pequeño José Luis tuviera que dejar sus estudios y dedicarse por completo al negocio familiar, negocio que con tesón, esfuerzo y trabajo, y junto con sus hermanos mayores, Vicente y Ángel, consiguieron sacar adelante y convertirlo en uno de los negocios de referencia no sólo de la Comunidad Valenciana, sino a nivel nacional.
Con el tiempo el negocio fue creciendo de forma exponencial, fruto del empeño y el ‘know how’ en el sector. En la cartera de negocios de la ‘fustería’, como se le conoce en la localidad valenciana de Serra donde está enclavado el negocio, destacan proyectos como varias fincas para la empresa Cleop, mantenimiento y reparaciones de la Plaza de Toros de Valencia, oficinas del BBVA, Banco Pastor y del Banco de Valencia, Centros Servef, franquicias como Fotoprix o Bocatta, La dehesa de Santa Maria, Fresc Co, Pans&Company, así como varios chalets de lujo de grandes empresarios y muchos trabajos más.
A la vez que José Luis seguía trabajando en la carpintería seguía con otros proyectos de la misma importancia si cabe, ha formado una familia excepcional que recogen los valores que este amante de la madera representa. Compromiso con los demás y sacrificio personal son algunas de las máximas que la familia Arnal practica.
Su hijo José Luis, el pequeño de la familia, siempre ha estado vinculado a la madera, de hecho estuvo trabajando durante más de 6 años en la empresa familiar. Posteriormente tuvo la suerte de realizar las prácticas en el Departamento de administración de AIDIMA, Instituto Tecnológico del Mueble, Madera, Embalaje y afines, donde actualmente continúa trabajando en el Departamento Comercial y Marketing.
El olor a barniz, una astilla, un trabajo artesanal bien hecho, serrín en el ambiente o el acogedor ambiente de la madera… serán situaciones que harán que José Luis Arnal Domingo recuerde estos años dedicados a la ebanistería y el tratamiento de la madera en general de forma única; del mismo modo que los profesionales del sector, amigos y familia, reconocen esta dedicación durante tantos años.
Ahora entre sus actividades diarias, se encuentra la pequeña Blanca, su primera nieta con la que comparte gran parte del día a día. Sin duda, está haciendo ver a los hijos que además de un gran profesional de la madera ha sido un fantástico padre.
La Carpintería Hermanos Arnal colaboró activamente con el gremio de carpinteros de Valencia, que finalmente acabó siendo ASEMAD. Asociación que ha trabajado durante muchos años para defender y fomentar los derechos y el trabajo de las carpinterías y empresas afines.
Como dijera Pablo Neruda en su poema ‘Entrada a la madera’: “Poros, vetas, círculos de dulzura, peso, temperatura silenciosa, flechas pegadas a tu alma caída, seres dormidos en tu boca espesa, polvo de dulce pulpa consumida, ceniza llena de apagadas almas”, o un simple GRACIAS serían las palabras adecuadas para despedir de su vida laboral activa al que ha sido, es y será un amante de la madera: José Luis Arnal Domingo.
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