El Instituto Tecnológico AIDIMA advierte que no todos los envases de lejías pasan los obligados controles de homologación.
La Comunidad Valenciana produce anualmente cerca de 200 millones de litros de lejía y productos asociados en las distintas empresas químicas ubicadas en el territorio autonómico, y que son transportados periódicamente hasta los centros de distribución comercial de venta al público. Los envases que contienen la lejía deben cumplir unos requisitos de homologación para su transporte.
La lejía es relacionada directamente con el cloro en un 80 por ciento de los consumidores, que aseguran que es lo mismo, un 8 por ciento indica que es un derivado, y un 12 por ciento lo confunde con otros productos o asegura ignorar lo que es, mientras la práctica totalidad de los encuestados afirma que es un producto peligroso que hay que usar con precaución. Así lo revela un informe del Instituto Tecnológico AIDIMA elaborado para valorar la adecuación de los envases de lejía durante su manipulación y transporte.
La lejía o hipoclorito de sodio en solución es un derivado de la producción de cloro que resulta de un proceso químico aplicado al cloruro de sodio (sal común) en agua mediante electrólisis, del que se obtiene una disolución de hidróxido de sodio y gas cloro: es el hipoclorito sódico o de sodio (NaClO).
El transporte de lejía de uso doméstico se realiza de forma ordinaria al no estar considerado este producto como mercancía peligrosa por los organismos oficiales en la materia, pero el envase que la contiene sí debe cumplir el un riguroso control de calidad que le otorga la condición de homologado para la función de elemento contenedor, como es su resistencia y estanqueidad, según asegura este Centro Tecnológico especialista en transporte de mercancías y uno de los dos únicos laboratorios oficiales en España en mercancías peligrosas.
La reglamentación técnico-sanitaria de Lejías, aprobada en 1983 por Real Decreto, y modificada por otro del año 1993, define la lejía por su contenido en cloro, que debe estar comprendido entre los 35 y los 100 gramos por litro, y por su alcalinidad, hasta un máximo del 0,9 por ciento para las lejías diluidas y el 1,8 por ciento para las concentradas, expresado en óxido de sodio, e independientemente de que contengan o no aditivos para mejorar sus prestaciones en el mercado.
Mercancía no peligrosa
Estas mezclas son irritantes para el uso o la manipulación pero no se consideran mercancías peligrosas para el transporte al no estar clasificadas como corrosivas según los reglamentos ADR (carretera), RID (ferrocarril), IMDG (mar), OACI (aire), explica el informe del departamento de Transporte de Mercancías y Mercancías Peligrosas del Instituto Tecnológico AIDIMA.
“Por este motivo –continúa el informe-, no son de aplicación los estrictos requisitos de envasado, marcado, ni etiquetado establecidos en dichos reglamentos, pero sí deben cumplir una rigurosa homologación en cumplimiento de la legislación vigente, y que no se realiza en un alto porcentaje de los envases”, según afirma el documento.
Por otro lado, los especialistas del Centro Tecnológico aconsejan a las industrias implicadas que sometan voluntariamente los envases a estos controles de homologación sin esperar al requerimiento administrativo, ya que “la lejía transportada en grandes cantidades es susceptible de provocar una nube tóxica de efectos leves, pero mezclada con otras substancias, como amoniaco, salfumán u otras, puede producir toxicidad severa dañina para la salud humana”, explica el informe, que pone como ejemplo el accidente ocurrido el 20 de agosto del pasado año en el kilómetro 75 de la Autopista de Huerna (AP-66) a la altura de Pola de Lena (Oviedo) donde un accidente provocó el vuelco de un trailer que transportaba 20 toneladas de lejía y amoníaco que se mezcló a su vez con el gasoil del vehículo. La rápida actuación de los efectivos de emergencias evitó el filtrado al alcantarillado y los vapores mediante contención con arena y material absorbente, circunstancia diferente de haberse producido en otro lugar de difícil acceso, precisa el documento.
Miles de millones de litros
Por las carreteras de la Comunidad Valenciana circulan anualmente millones de litros de lejía que utilizan el corredor mediterráneo para su distribución, fundamentalmente desde Cataluña, y aunque no hay registro de accidentes graves con transporte de este producto, el informe de AIDIMA insiste en la necesidad de acentuar las inspecciones de homologación de los envases para prevenir riesgos.
Los últimos datos del Instituto Valenciano de Estadística (IVE) referidos a 2009 indican que las industrias químicas de la Comunidad Valenciana produjeron 174 millones de litros de lejía con un valor en el mercado de 88 millones de euros, cantidades que superan el doble de las registradas en 2006, con 82 millones de litros y una facturación de algo más de 42 millones de euros. La producción de la Comunitat representa aproximadamente el 10 por ciento de la producción nacional, que alcanza un volumen de unos 1.500 millones de litros, y cerca de 900 millones de euros de facturación.
Si la producción de lejía es alta en nuestro país no es de extrañar que España esté situado entre los primeros consumidores en todo el mundo, donde más del 90 por ciento asegura utilizar habitualmente lejía en su limpieza diaria frente a otros desinfectantes y limpiadores del hogar. La razón se puede atribuir a un valor cultural que asocia a la lejía con la limpieza y la desinfección, y es que el hipoclorito sódico es un germicida muy efectivo, siendo el mejor desinfectante por el amplio espectro de microorganismos nocivos que combate.
Transporte seguro
Si se considera a la lejía como el más eficaz desinfectante de uso doméstico, usado también como blanqueante y desodorante, su transporte, como compuesto irritante para las vías respiratorias durante su producción, manipulación y uso, requiere de un envase homologado que supere (entre otros requisitos (como el tipo de plástico, cierre, o capacidad, entre otros) los ensayos de caída libre, compresión por apilamiento y estanqueidad que se realizan en los laboratorios de AIDIMA.
La Orden de 11 de diciembre de 1984 sobre homologación de los prototipos de envases de lejía del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, exige que para otorgar tal homologación con carácter definitivo se aporte la certificación de un “laboratorio oficialmente acreditado”, en la que conste que los citados prototipos cumplen las especificaciones técnicas indicadas en el citado Real Decreto de 1983.
Si desea consultar el informe completo o ampliar información sobre la normativa de homologación no dude en contactar con los técnicos de AIDIMA
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