Sillas famosas

Desde que existe civilización el ser humano a tendido a sentarse o a buscar una posición en la que su cuerpo adaptara una posición cómoda y relajada, pero no es hasta el antiguo Egipto cuando se conocen los primeros instrumentos denominados sillas, representadas en  bajorrelieves y pinturas desde las primeras dinastías, en el tercer milenio antes de nuestra era.

En la dinastía egipcia como se sabe y según las investigaciones, hallazgos y demás, todo era lujo y sofisticación, poder y exhuberancia, y eso se reflejaba incluso en las sillas, eran ricas, tanto en materiales como en acabados, en formas… materiales como la plata, madera, oro, fayenza, lapislázuli, cornalinas…, artesanales y trabajadas por los mejores artesanos…, pero eso sí, solo destinadas a los más altos cargos, para mostrar su poder ante el pueblo, su fuerza y disposición al reinado.

La reina Hetepheres I, madre de Jufu y esposa de Esnefru ya era poseedora de ellas, y así se descubrió en la excavación que realizó entre el 1925 y 1926 el equipo del Dr. George Reisner.

El asiento y el respaldo de la silla encontrada en la tumba de Hetepheres conservaban el color natural de la madera, presentaban una sencilla moldura de madera recubierta de hoja de oro a la que se han fijado dos altos posabrazos de madera dorada. La parte superior estaba compuesta por una barra horizontal con la base plana y el perfil superior decorado con una sucesión de incisiones paralelas. El apoyo vertical estaba hecho a partir de un trozo de madera de base rectangular decorado por delante con un motivo en forma de estera entretejida… y un sin fin de filigranas que la hicieron  ser uno de los objetos más valiosos encontrados en la excavación.

Los años y los siglos fueron pasando, y las sillas iban adaptándose a reinos como el egipcio, el griego, el romano…, a distintas dinastías, religiones, formas, colores, modas… hasta llegar a nuestros tiempos transformadas y evolucionadas hasta lo exponencial.

Desde principios del siglo XVI aparecen la silla y el sillón clásicos españoles rectangulares, sobrios, llevando telas bordadas, terciopelos o guadameciles sujetos con clavos de adorno en el asiento y respaldo y que tan extendidas se encuentran en España en los siglos siguientes. Las sillas de paja o anea en el asiento se usan desde el siglo XVI y las de  rejilla desde el XVII. En este siglo y el siguiente estuvo muy en boga para reyes y nobles la silla portátil o de manos, a modo de coche.

En el XVIII con la dinastía borbónica se va imponiendo el gusto francés de las  butacas y demás sillas o sillones acolchados, donde ya no es el mero hecho de sentarse, sino la sofisticación de posarse, convirtiéndose casi en altar de culto. La evolución continuó, y ya entrados en el siglo XX, los nuevos materiales como el plástico, el PVC, la investigación en las diferentes maderas, han dado lugar a lo que hoy conocemos como sillas o sillones, sin olvidarnos de los chaise-longes, tan arraigados en la cultura del imperio francés.  

Sólo tenemos que echar un vistazo a años anteriores y podremos encontrar obras de arte como la Silla Red and Blue de Rietveld, característica del movimiento de Stjil, todo un clásico. También la silla Panton de Verner, el sillón Barcelona de Mies Van Der Rohe, la silla Ghost de Philippe Stark, la Diva de Andreu World… todas ellas rescatando los movimientos y los sentimientos de la época, sentimientos que nuestros diseñadores más internacionales supieron plasmar en sus diseños, cuya herencia de una forma u otra nos dejaron nuestros antepasados egipcios.

¿Evolución?, ¿Transformación? … ¿o simplemente historia y vida? ¡Piénselo!

Fuente: AIDIMA INFORMA nº 61
Autor artículo: Iván Duro. Dpto. Sistemas y comunicaciones de AIDIMA

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